jueves, 24 de julio de 2014

Pruebas funcionales


Pruebas funcionales

Las pruebas funcionales se basan en la ejecución, revisión y retroalimentación de las funcionalidades diseñadas para el software. Se hacen mediante el diseño de modelos de prueba que buscan evaluar cada una de las opciones con las que cuenta el paquete informático, es decir, para probar y validar que el software cumple con lo indicado.




Pueden ser manuales (realizadas por una persona que se encarga de testar el producto) o automáticas, a la vez que encontramos diferentes tipos de éstas:

-Pruebas exploratorias: a través de éstas se obtiene un aprendizaje y conocimiento de la aplicación a la vez que se genera un valor desde el primer momento. Estas pruebas son útiles a la hora de probar aplicaciones ya desarrolladas. Se deben ejecutar sobre la última versión cerrada disponible de la aplicación.

-Pruebas de regresión: su objetivo es eliminar el efecto onda, es decir, comprobar y garantizar que los cambios que se introducen en el software no producen un comportamiento no deseado o errores adicionales en otros módulos. En este tipo de pruebas, lo ideal es automatizar los casos que validen que estas partes siguen funcionando, pues se ejecutarán de manera repetitiva a lo largo del ciclo de vida del software.

-Pruebas de compatibilidad: son las realizadas en diferentes entornos como en los diferentes navegadores de internet, sistemas operativos o dispositivos con la finalidad de garantizar el comportamiento adecuado en todos los medios.

-Pruebas de integración: son pruebas funcionales entre dos o más sistemas. El objetivo es comprobar que los distintos componentes interactúan correctamente a través de sus interfaces, cubre su función y se ajustan a los requisitos.

-Pruebas de aceptación: su objetivo es que el cliente valide y verifique el correcto alcance del software para ver el grado de satisfacción del producto.

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